Es el oasis mejor conocido y más visitado por los habitantes de la ciudad. El Jardin du Parc, que abarca siete hectáreas y se encuentra muy cerca del centro de la ciudad, es un jardín de estilo inglés magníficamente diseñado que incluye más de 50 especies diferentes.
Originalmente el jardín formaba parte de la residencia de la Princesa de Tarente.
En el inventario de 1681 de las propiedades de los barones de Vitré se describe el parque de la siguiente manera: “circundado y cercado por murallas, incluye un hermoso palacete, o capricho, conocido como château-Marie… un extenso jardín y parterre con flores y numerosas amplias avenidas rodeadas por árboles”.
El 21 de diciembre de 1867 el Ayuntamiento de Vitré adquirió la mayor parte del “recinto del jardín” especificando lo siguiente: “los paseos del Parque pasarán a ser paseos públicos permanentemente”. Ya antes, desde el 10 de marzo de 1867, el ayuntamiento había planteado al Consejo un proyecto de acondicionamiento diseñado por Georges Aumont, un arquitecto paisajista de París. El proyecto, que “aunaba lo bello con lo práctico”, fue aceptado.
Además de un lugar para pasear, relajarse, meditar y jugar, también es un jardín con una extraordinaria variedad de especies de árboles que combina macizos de flores y diferentes edificaciones. Descubriremos numerosos tipos de coníferas: ciprés, pino, sequoia, cedro, enebro…
Al borde del estanque encontramos el templete de música, edificado en 1897. No muy lejos de allí, cerca del puente de la isla, se eleva una magnífica tuya gigante de más de 22 metros de largo y ramas con una circunferencia total que abarca una superficie de aproximadamente 1.800m², sin duda se trata de un espécimen excepcional.
En la isla, cuyo acceso está delimitado por dos fresnos, el pluviómetro construido en 1885 da cobijo a un aparato que mide las precipitaciones atmosféricas. Las orillas del estanque están ribeteadas por un grupo de cipreses calvos, un árbol que se caracteriza por tener raíces aéreas (neumatóforos). Los macizos de flores con forma de mosaico completan el diseño de este espacio.
En la parte alta del jardín se encuentra la pajarera, construida en 1907 y rematada con un delicado pináculo. Desde este punto, casi oculta entre la vegetación, distinguimos una antigua fresquera que data probablemente del siglo XVII. En la parte interna de la misma se conseguía mantener una zona resguardada del sol y muy fresca. Muy cerca de aquí se ubica el recinto de los gamos, que data de 1887.
El Jardin du Parc ofrece a los visitantes un espectáculo lleno de color y en constante evolución.
Dato relevante : el Jardin du Parc cuenta con el reconocimiento nacional ÉcoJardin y en 2012 le fue otorgado el distintivo Arbre remarquable (Árbol monumental) por la tuya gigante.
Un poco de campo en pleno centro de la ciudad.
Este espacio apartado a la orilla del Vilaine y a los pies del castillo puede considerarse casi un lugar secreto. Esto se debe principalmente a que la entrada parece privada: se accede a través de un pequeño paso bordeado por muros y fachadas de piedra que sale de la rue du Val y se va desgranando por una suave pendiente.
El paisajista Erwan Tymen diseñó el jardín en 1986 e hicieron falta tres años para concluirlo. La idea fundamental que inspiró el diseño fue la de integrar un espacio natural en el centro de la ciudad procurando transmitir la sensación de que el visitante se encuentra en el campo.
El paseo empieza en la alameda que transcurre a lo largo del cercado. Después de atravesar el césped accedemos a una pasarela de madera y a una zona húmeda donde reinan los helófitos (plantas acuáticas), entre los que distinguimos 28 especies. La parte más ancha, la que da al Vilaine, se extiende entre los bambús del espacio exótico que es posible atravesar sobre un pontón. La alameda sigue el curso del río. La mirada se detiene sobre los caballos, los corderos, los lavaderos y la antigua curtiduría. Dando media vuelta y pasada la pradera, cerca del patio (un antiguo aprisco), encontramos un macizo de plantas vivaces y varios tipos de sauces, el más conocido de todos ellos el llorón. Un poco más allá del vergel, entre los manzanos, el visitante dispone de varias mesas de picnic en las que detenerse y saborear más lentamente el paisaje.
La Pradera de las Lavanderas es un lugar apacible y tranquilo, impregnado de un aire de misterio y quietud. Su encanto se basa en sus pequeñas dimensiones.
En pleno corazón del centro de la ciudad, el valle del Vilaine ofrece numerosas vías peatonales diseñadas para el disfrute de los paseantes.
Las vistas desde aquí son excepcionales. Este lugar permite descubrir un panorama magnífico de Vitré, del castillo y del promontorio rocoso en el que éste se levanta, de la ciudad amurallada, de las iglesias y de las fortificaciones.
Frente al castillo, el paseo de Saint-Yves es una zona ideal para el descanso y el esparcimiento. Dos hileras de árboles enmarcadas por una amplia franja de césped facilitan el descanso de los paseantes. Se trata de uno de los espacios predilectos del centro de la ciudad gracias a la perspectiva que ofrece del casco histórico y de las casas con entramado de madera visto.
Empezó a construirse en 1680, aplicando un diseño innovador, para albergar a los monjes benedictinos del priorato de Notre-Dame. Consta de:
Este parque de 30 hectáreas, privado aunque abierto al público, ya existía cuando llegó Madame Sévigné, quien se encargó de plantar más árboles y de acometer mejoras permanentemente. De hecho estructuró el paisaje que rodea el palacio poniendo nombre a las alamedas que solía recorrer: "la Solitaria", "El Infinito", "El Humor de mi Madre". Se trata de un lugar para pasear y también para hacer un recorrido más activo gracias al Circuito de Ejercicios Físicos (CRAPA) que consta de diez etapas que evolucionan a lo largo de 2.200 metros. El Bosque de des Rochers acoge igualmente a senderistas, paseantes, atletas y amantes de la naturaleza que, en el recodo de cualquier camino, podrán disfrutar de unas maravillosas vistas de la presa del Valière.
Las zonas verdes estructuran los barrios de Vitré. Estos espacios, elementos de la infraestructura urbana, contribuyen a suavizar las líneas de los edificios y a diseñar los barrios. También sirven de punto de unión entre las manzanas y el resto de la ciudad.
(Barrio ubicado a la salida de Vitré, dirección carretera Guerche-de-Bretagne)
El paisaje de este barrio se basa en caminos jalonados por setos de diferentes plantas, con variedad de colores y floración, caducas o perennes. Las aceras están delimitadas con césped, arbustos y árboles de alineación.
Encontraremos dos espacios reseñables: el Vergel y el Valle de Guénault.
Creado sobre un huerto con gran variedad de flores y árboles frutales, de ahí su nombre, este espacio de 5.000 m² invita a desconectar. Cuenta con un espacio natural y una zona con tres estructuras de juego: un lugar perfecto para todos. Al fondo hay una pradera con varias hileras de manzanos que inspiran serenidad y destilan encanto. Uno de los espacios favoritos para las familias, que pueden disfrutar de un ambiente natural, agradable y relajante.
Este espacio es una zona de transición entre la zona urbana y la rural. Se pasa de uno a otro a través de las instalaciones deportivas del complejo de Saint-Étienne, por un camino peatonal estabilizado que bordea el arroyo de Guénault. El visitante puede descansar a la sombra de los jóvenes árboles rodeados de plantas frondosas y de césped muy corto en algunas zonas y más largo en otras. Un lugar que ayuda a que aflore la quietud y la serenidad.
El verde resulta omnipresente. Las casas se han construido respetando los caminos peatonales, algunas veces bordeados por frondosos setos. El recinto cuenta con numerosos espacios verdes que delimitan las redes viarias: césped alrededor de las aceras, plantas y árboles de alineación. Las flores alegran las calzadas y la vista de los vecinos y de los transeúntes, que también pueden disfrutar de otros lugares de esparcimiento: un espacio cubierto con parque infantil, una amplia explanada con hierba, una plaza con una fuente… cada uno de estos lugares es el punto de encuentro de los numerosos senderos que atraviesan este acogedor barrio.
En la zona norte, el entramado de senderos que recorre estos barrios es una invitación al paseo. Caminos y espacios verdes que bordean las redes viarias y por los que se alcanza el casco antiguo de Vitré pasando por el valle del Vilaine y la Pradera de las Lavanderas.
El estanque de 7,5 km de largo cuenta con un centro náutico que ofrece diversas actividades, desde cursos para principiantes hasta cursos avanzados, y la posibilidad de alquilar el material necesario (barcos de vela, tablas de windsurf, barcos de remo). Es un remanso de paz que dispone de playa, agradables espacios protegidos del sol y zona de picnic. El palacio de Nétumières ofrece a los paseantes unas elegantes vistas. También es un lugar predilecto para los pescadores.
Dirección Erbrée
El Valière es un afluente del Vilaine. El estanque de 100 hectáreas ofrece 6 km de senderos que se pueden recorrer a pie, a caballo o en bicicleta. Los pescadores también acostumbran a venir por esta zona.
(entre Landavran, Montreuil-sous-Pérouse y Champeaux)
Este estanque, muy frecuentado por los deportistas, cuenta con un circuito de 12 km. Dispone de bonitos caminos, algunos originales y otros acondicionados más recientemente, que se abren paso hacia las colinas de Champeaux.
En Pertre, en Châtillon-en-Vendelais, cerca de Domalain… en la región de Vitré hay infinidad de espacios naturales que descubrir.
Más información :
Oficina de Turismo
Tel. (+33) 2 99 75 04 46. www.ot-vitre.fr